Una ruta obligada que, mediante un recorrido sereno, invita a recorrer enclaves ubicados en el monte y de muy fácil acceso. Miradores y praderas por la zona de Pinar Grande, la ladera de Urbión y el sendero que marca el río Duero. El caminante descubrirá pueblos con una historia marcada por el trabajo con la madera y la forja en la comarca pinariega.

La ruta que proponemos parte de Navaleno, concretamente del Centro Micológico, instalaciones que reabierto sus puertas este mes de marzo y que cuentan con una interesante exposición de setas liofilizadas.

Tras tomar la calle Carretas, pasamos por las inmediaciones de la serrería Embalajes Navaleno, donde permanecen en el exterior pinos que forman parte de la transformación en palés en el interior de la industria, ubicada a orillas de la carretera de Canicosa. Dejamos a un lado, Peñas Altas, y llegamos a las inmediaciones de la Fuente de Robellano, en la carreta que une Navaleno y Duruelo de la Sierra. Tras coronar el Alto, nos desviamos a través de un camino a la derecha para llegar a ‘La Cruceja’, ejemplo de los antiguos caseríos diseminados por el monte, y origen de la población de Navaleno.

De vuelta a la pista forestal, seguimos camino de El Amogable, enclave en el que se puede visitar El Aula del Bosque y que incluye interesante información de la gestión forestal, junto al parque de tirolinas, y donde se puede realizar la Ruta del Ingeniero. Tomado el desvío a Duruelo, pasamos por Los Quintanares y la entrada a Castroverde, para subir hasta Peña Gorda. Merece la pena detenerse en este enclave desde el que se observan unas vistas espectaculares de la masa forestal de Pinar Grande.

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